Movimientos sociales, esfera pública y redes digitales

Llamada a trabajos

Democracia inconclusa:
Movimientos sociales, esfera pública y redes digitales

Coordinadores: Francisco Sierra (Universidad de Sevilla) Salvador Leetoy (Tecnológico de Monterrey) Tommaso Gravante (CEIICH-UNAM)

La construcción de espacios de deliberación entre ciudadanos es fundamental para el desarrollo de una democracia fuerte, aquella sustentada en la solidaridad, la participación y la colaboración, y que Benjamin Barber delinea como la apropiada para erigir sociedades más justas y equitativas. Este intercambio de ideas y argumentos debe ser, idealmente, una de las condiciones fundamentales de todo sistema democrático. No obstante, el mundo social se encuentra constituido por relaciones de poder que restringen de dicha posibilidad a individuos y grupos que son relegados a partir de políticas de identidad que normalizan distintas formas de dominación. Por tanto, una democracia fuerte no lo será si se continúa con la obsesión de primar siempre las libertades individuales y los intereses privados sobre las libertades colectivas y los intereses públicos.

Al respecto, Martha Nussbaum es acertada en insistir en construir espacios de participación que incorpore a identidades no privilegiadas: aquellas cuyas determinaciones étnicas, raciales, de género, sexuales y socioeconómicas los mantienen al margen de una vida de bienestar, libre de sojuzgamientos y humillaciones. La democracia liberal contemporánea ha sido insuficiente en la ampliación de espacios de discusión para aquellos habitando las periferias del discurso dominante. Ante ello, son los ciudadanos que por cuenta propia y haciendo uso del repertorio simbólico de su subversión, cuestionan y retan dinámicas de poder que los someten. Grupos indígenas, feministas, afrodescendientes, colectivos LGBTQ, o cualquier otro grupo despojado de poder, se conjuntan en luchas comunes que, siguiendo a Raya Dunayevskaya, erige al subalterno in toto como vanguardia: la defensa del medioambiente, el derecho a la autodeterminación, las pugnas en contra de la voracidad del capitalismo clientelar, la exigencia de mayor apertura de espacios de participación democrática, el derecho a la salud y a la educación, las demandas por vivienda digna, la pugna por la equidad género, el matrimonio igualitario, el alto a la violencia de Estado, entre otras muchas luchas sociales, se funden en manifestaciones colectivas que no pocas veces trascienden ámbitos locales.

Se presenta así la necesidad de buscar canales de comunicación que expongan falsas conciencias y exhiban desbalances en las relaciones de poder que minan las libertades del subalterno. Como bien comenta Adela Cortina, hay que radicalizar a la democracia como discurso revolucionario, que no sólo aproxime a los semejantes, sino que no separe a los diferentes. La esfera pública, en tanto sitio de intercambio comunicacional, es elemento fundamental para que la sociedad civil pueda elaborar espacios deliberativos propios que los conduzca a buscar rutas de incidencia en el diseño de las instituciones o en las normas o reglas que de ellas emanan. Sin ello, la democracia es acotada por la falta de participación activa de los ciudadanos, restringiéndolos meramente a un papel de consumidores de representantes, sin injerencia directa en la vida pública. La construcción de esta esfera es un paso esencial hacia el tránsito a una democracia deliberativa, que se da cuando los ciudadanos se implican en la discusión de los asuntos públicos y comprometen a las instituciones políticas para que respondan ante exigencias impostergables de la ciudadanía.

La tecnología digital ha jugado también un papel preponderante en este debate. Desde la irrupción de los zapatistas hasta la fecha, el internet no sólo se ha forjado como espacio de lucha hegemónica, sino también como plataforma de organización para la acción. Como bien lo expone Robert McChesney, corrientes ciberutópicas se enfrentan a posiciones ciberescépticas, y viceversa, para tratar de entender tanto los alcances como las limitaciones de estas plataformas para apoyar al cambio social y las acciones colectivas. Lo que sí es evidente es que movimientos sociales contemporáneos desarrollan sus estrategias de comunicación de acuerdo al uso de plataformas digitales, si bien es desde aquí mismo donde surgen ataques propagandísticos que los cuestionan. Las posibilidades dialógicas de la Web 2.0 permiten colaboraciones remotas y asincrónicas en la construcción de una esfera pública más diversa.

Estas y muchas otras experiencias no sólo han fortalecido las formas de integración comunitaria –urbana y rural- y de movilización social en el continente, sino que han contribuido a transformar radicalmente las formas de acción colectiva. Paulatinamente, y de paso, dichas experiencias han empezado a debilitar las bases institucionales del modelo centralizador y jerárquico del sistema de representación política latinoamericana, inspirando nuevos procesos de transformación de la esfera pública de la región, con particular énfasis en la soberanía tecnológica, cultura libre y en la participación ciudadana. Quizás debido a ello, las ideas de Dunayevskaya, escritas hace casi 50 años, nos resulte tan actuales.

Este contexto exige un cuestionamiento de las teorías al uso de la acción colectiva y el conflicto social desde el punto de vista de los medios de comunicación y representación de la cultura digital. Ello perfila, como consecuencia, nuevas matrices epistémicas y un pensamiento propio a través del enfoque decolonial desde el Sur, como lo defiende Boaventura de Sousa Santos, a fin de romper con la racionalidad binaria y externalizada del mediactivismo como un simple proceso de apropiación, resistencia y oportunidad política. En Latinoamérica y el Caribe es necesario acompañar las diferentes prácticas políticas con la reflexión teórica desde el campo académico, buscando fortalecer un espacio de comunicación propio fundamentado en una Comunicología desde y para el Sur.

Así pues, esta convocatoria invita a investigadores sociales a reflexionar sobre las intersecciones de los temas aquí mencionados para la realización de un libro publicado por CLACSO. De acuerdo a ello, las colaboraciones deben girar en torno a los siguientes tópicos:

  • Ciudadanía digital y democracia participativa
  • Movimientos sociales, tecnopolítica y cambio social
  • Wikis, hackers, inteligencias colectivas y cultura digital
  • Insurgencia cosmopolita
  • Producciones digitales colaborativas y recuperación del espacio público
  • Agencia cultural y procomunes

Las normas generales para el envío de textos es la siguiente:

  • Extensión máxima de 8,000 palabras, incluyendo bibliografía.
  • Escrito bajo las normas del formato APA 6ª. Edición.
  • En un documento en formato Word por separado se entregará una breve bografía del autor/autores (máximo 200 palabras)
  • Escrito en Times New Roman, tamaño 12, a espacio sencillo, en tamaño de página A4. Los capítulos se deben enviar en formato Word.
  • Se debe limitar el uso de figuras, ilustraciones y gráficos en cuanto la publicación será en b/n
  • Figuras e ilustraciones: deben entregarse por separado en una carpeta como archivo anexo a 300 DPI de resolución, en formato JPG o TIFF. En el cuerpo del texto se deberá indicar las figuras o ilustraciones que deben insertarse, por ejemplo: [Figura 1], [Imagen 1], etc. Las imágenes deben señalar el autor(a) y la fuente.

Los manuscritos deben ser enviados antes del 30 de abril de 2019 a las 18:00 tiempo de la Ciudad de México (UTC-06:00) a la cuenta de correo electrónico de Tommaso Gravante (t.gravante@gmail.com).

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Publicado en: Convocatorias

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