A diez años del crimen de Estado en contra de los normalistas de Ayotzinapa, después de un primer libro en el que traté la fuerte indignación que se convirtió en movimiento y de un segundo libro en el que profundicé cómo ese movimiento se fue transformando en una incansable lucha por la verdad, la justicia y la vida, la trilogía se completa con la crónica y análisis de lo que han sido diez años de constantes búsquedas contra poderes que se han empeñado en establecer mentiras e impunidades.
Se da cuenta de la tenacidad de este movimiento en sus exigencias y que ha tenido que transitar por una diversidad de etapas sin desmayar en la lucha. Su reiteración de determinados puntos, tiene que ver con la oposición estatal en los hechos, más allá de las palabras, para resolver el conflicto. También resulta relevante apreciar el papel de los aliados del movimiento que le han ayudado a proseguir en su lucha. Las instancias nacionales e internacionales de organizaciones independientes dedicadas a la salvaguarda de los derechos humanos han resultado elementos primordiales en el mantenimiento de su dinámica. Se precisa que las formas de contar un hecho implican una polisemia. La crónica también permite apreciar las contradicciones fundamentales entre los afectados y el responsable estatal, y las formas en que se van desarrollando el proceso agonista para impedir que las rutinas del poder prosigan. Se llegó al décimo aniversario y al final del sexenio con señales claras de que el Estado era el responsable y que intentaba absolverse. López Obrador intentó salir del paso y simular que cumplía, pero enredó de nuevo todo y se opuso tajantemente a la verdad y a la justicia por defender al Ejército.
El movimiento se enfrentó a situaciones muy peligrosas, pero no sólo se mantuvo sino que se fortaleció. Con el término del sexenio concluyó una etapa fallida para el movimiento, pero de mucha agresión por parte del Estado. Se trata de un movimiento que rompe con los esquemas analíticos tradicionales. No es un movimiento social referido a un sector segmentado que se organiza y lucha para demandar ciertos derechos y cosas específicas, sino que es un movimiento popular de gran impacto. No sólo resiste, sino sobre todo crea, y no lo hace como un sector, sino que apela a lo comunitario como la forma práctica para resistir y cambiar el mundo. Va más allá de la forma asociativa para afianzar la forma de lo común.
El movimiento de Ayotzinapa ha demostrado con creces que es un movimiento a favor de la vida y contra el capitalismo. Tiene un dinamismo de Zoquínesis, que se opone a la destrucción capitalista y busca afanosamente defender lo vital. Buscador implacable de la verdad y la justicia contra el abuso, la imposición y la impunidad. No se deja doblegar por las maquinaciones estatales. Se ha colocado ante una perspectiva de largo aliento.
Contenido
- En torno a los dos años del crimen de Estado
- El movimiento en los finales del sexenio Peñista
- El movimiento durante el año electoral de 2018
- El movimiento durante el primer año de López Obrador
- Una lucha que no se rinde
- Entre expectativas y decepciones
- El movimiento en su octavo año
- La investigación empantanada
- Un año crucial
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