El movimiento LGBT en la Ciudad de México
una mirada sociológica a su institucionalización
Carlos Arturo Martínez Carmona
Prólogo
Un elemento central del largo y complejo proceso de apertura democrática en México ha sido, sin lugar a duda, la movilización social. Comenzando con las movilizaciones estudiantiles y sindicales del final de la década de los sesenta, la liberalización de la política en México ha sido particularmente marcada por esfuerzos colectivos para exigir y conquistar una gama de derechos civiles y políticos, ampliando así —con mucho esfuerzo— los parámetros de la ciudadanía democrática.
Pocos argüirían que los movimientos sociales no han sido uno de los promotores primordiales de la transición democrática en México, y es muy probable que ésta habría sido mucho más lenta si la sociedad civil organizada no hubiera desempeñado el papel que le tocó cumplir.
Tal fenómeno ha sido estudiado extensamente por los académicos durante los últimos 50 años. Ya sea analizando los movimientos sindicales, indígenas, de mujeres, u otros, los estudiosos han generado importante conocimiento sobre la movilización social en México y su relación con procesos políticos más amplios.
No obstante, escasa atención académica se había prestado a la movilización de mexicanos LGBT+, a pesar del rol tan importante que han desempeñado en exigir y —en muchos casos— lograr una expansión en la definición de “ciudadanía liberal” que incluye derechos sexuales. Se puede aseverar que el Movimiento LGBT+ ha sido uno de los logros más exitosos que se han conseguido en tan poco tiempo.
Sin embargo, hace aproximadamente 20 años, eran contados los trabajos publicados en revistas o editoriales académicas que tenían el Movimiento LGBT+ mexicano como objeto de estudio.
Por fortuna, tal situación ha cambiado, y la cantidad de trabajos de esa índole ha aumentado de manera significativa. Llama poderosamente la atención lo que se podría denominar una “segunda ola” de trabajos académicos sobre la política sexual en México, producida por una nueva generación de investigadores.
El excelente trabajo de Carlos Arturo Martínez Carmona que usted tiene en sus manos forma parte de esa segunda ola, y sinceramente resulta muy bienvenido, pues hace una contribución importantísima a nuestro conocimiento sobre el movimiento LGBT+ en México.
Si bien el lector pudiera pensar que poco se puede aprender de otro estudio sobre el movimiento LGBT+ en México —dado que existen varios—, El Movimiento LGBT en la Ciudad de México. Una mirada sociológica a su institucionalización contribuye a nuestro saber, pues hace una detallada e interesantísima revisión de la trayectoria del movimiento, identificando aspectos hasta ahora ignorados por estudios similares.
La propuesta que Martínez Carmona plantea es estudiar el proceso de institucionalización del movimiento a partir del despliegue del concepto campo de movimiento social. El autor formula dos preguntas principales: ¿En qué sentido se puede afirmar que el movimiento se encuentra institucionalizado? ¿Cómo se explica dicho proceso en el Movimiento LGBT y qué alcances tiene?
El libro acompaña al lector recorriendo el movimiento en el transcurso de las décadas: desde su emergencia hasta las acciones recientes. En términos generales, demuestra que
—en efecto— ha alcanzado una importante institucionalización. El proceso resulta en la institucionalización de sus integrantes, del campo mismo, así como de factores exteriores. Sin embargo, esa no es la única lección que obtenemos, pues el proceso resulta más complejo.
El despliegue del concepto campo ayuda al autor a identificar órdenes de niveles específicos de institucionalización que dependen de constelaciones diferentes entre actores, contextos políticos y objetivos. Mientras que otros trabajos han rastreado la evolución del movimiento basándose en puntos clave alrededor de la formación de organizaciones LGBT+, Martínez Carmona contrasta dicho proceso con otro mucho más matizado, en lo que en efecto deviene una historia montada en dos vías paralelas que se nutren de manera simbiótica. El autor hace hincapié sobre la vía hasta ahora invisible que se encuentra asentada en aspectos más informales dentro del campo del movimiento social, como los liderazgos inter- nos y las actividades lúdico-políticas. Resulta una lectura en verdad fascinante.
El Movimiento LGBT en la Ciudad de México no sólo es de interés académico, pues se publica en un momento coyuntural político decisivo. A pesar, o —mejor dicho— como resultado de los logros importantísimos que el movimiento ha obtenido en México y de hecho en América Latina, los derechos sexuales están siendo atacados por actores que forman parte de una arremetida conservadora implacable. Esos esfuerzos por restringir derechos han puesto en evidencia que la conquista de la ciudadanía sexual no puede darse por sentada.
En efecto, una lectura de la historia mexicana desde la Independencia muestra que los avances liberales por lo regular tienen como desenlace esfuerzos contrarios, pues muchos actores conservadores simplemente no se dan por vencidos y han mantenido un frente en contra de la igualdad de derechos.
El trabajo de Martínez Carmona resulta una herramienta muy útil para quien quiera saber cómo fuerzas progresistas han logrado vencer obstáculos en el pasado para lograr sociedades más justas. Es una historia que las heroínas y los héroes, actores principales en este libro, llevan casi medio siglo construyendo; y aún tienen mucho que enseñarnos.
Jordi Díez
Bogotá, 1 de agosto, 2019
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