La movilización estudiantil de 1968 es uno de los referentes históricos más importantes para el desarrollo del movimiento estudiantil mexicano, que es uno de los movimientos sociales más importantes para la evolución política, social y democrática del país. Los múltiples ciclos y olas de protesta que han sido encabezados por el sector estudiantil dan cuenta de la importancia que este sector de la población tiene para la conformación de la democracia en México porque, a diferencia de otros movimientos sociales que suelen estar ligados a una demanda particular, los movimientos estudiantiles son dinámicos en cuanto a su organización y sus demandas.
El movimiento estudiantil mexicano tiene una larga historia que nos permite reconocer múltiples ciclos y olas de protesta, a saber, las protestas de 1968, el movimiento #YoSoy132 en 2012, la movilización contra los grupos porriles en 2018, los actos de solidaridad y respaldo al movimiento feminista que han aumentado a partir del 2020, las movilizaciones contra la desaparición de los 43 normalistas en 2014, entre otras. Todas ellas dan cuenta de la importancia que el sector estudiantil tiene sobre la vida política del país.
El PUEDJS en el estudio de la democracia y los movimientos estudiantiles
Como parte del Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDJS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los investigadores Miguel Ramírez y Roberto Osorio desarrollan su investigación en torno la cultura política de los movimientos estudiantiles de México en el S. XXI y establecen diez tesis para su estudio. Una de ellas resalta la importancia de identificar los principios que los colectivos estudiantiles poseen, pues no son sólo sus demandas las que están basadas en ellos, sino también la estructura interna del movimiento. Organizados desde sus propios espacios educativos, los movimientos estudiantiles recientes han luchado contra la corrupción y en pro de la democratización sosteniendo principios como la justicia y la igualdad, tanto en la organización de su propio movimiento como en sus instituciones educativas, comunidades o país. Así, se puede decir que los jóvenes reafirman sus valores a través de la lucha social.
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