Observatorio Nacional de la CED y los ODS 16 y 17 en México

Introducción

La observación es un objetivo o una aptitud que hay que desarrollar, y para ello es necesario contar con instancias que permitan hacerlo de forma sistemática y ordenada, para alcanzar propósitos específicos, con criterios e indicadores que cumplan con los requisitos de lo que se quiere observar y obtener las mediciones requeridas.[1]

Un observatorio refiere a un conjunto de individuos o personas que se agrupan en un espacio autónomo con el fin de monitorear, evaluar e incidir en determinadas políticas o procesos, que pueden variar en su naturaleza.

Un elemento distintivo de los Observatorios Sociales es su independencia técnica con respecto a las entidades de gobierno, así como en el ejercicio de contraste que realizan entre lo que es y lo que debería ser, con respecto a determinada situación que se observa, particularmente en el ejercicio de comparación que realizan entre las políticas públicas, planes, programas y su impacto en la realidad de las y los beneficiaros, comunidades o de la sociedad en general.

La independencia de los observatorios se basa principalmente en su capacidad para elaborar técnica y profesionalmente sus proyectos; en el establecimiento estructurado de sus actividades, por lo que es condición indispensable que además de tener un directorio representativo, cuente con especialistas para desarrollar sus tareas de manera eficaz y sin tutelas.

Hoy uno de los instrumentos principales de comunicación, difusión y recolección de datos es el Internet, no obstante, en casos específicos los observatorios pueden usar instrumentos de investigación cualitativa o cuantitativa más específicos, cómo encuestas o entrevistas; análisis de fuentes oficiales-estadísticas. Los observatorios pueden trabajar en distintos ámbitos geográficos, ya sea nacional, regional, estatal o municipal, incluso en el entorno internacional.

Las actividades principales de un Observatorio Social son la elaboración de diagnósticos, propuestas, fundamentación de indicadores y referentes de observación, la redacción de informes, así como la difusión de los resultados obtenidos.

El trabajo más relevante es que se hace mediante el análisis comparativo de la información institucional con diferentes fuentes externas, que pueden ser desde las y los beneficiarios, instituciones académicas, organizaciones de la sociedad civil, hasta los parámetros de organismos o agencias nacionales e internacionales, a través de indicadores de proceso e impacto.

Para que los productos de un observatorio social cumplan su función, se requiere que los destinatarios de esos productos los valoren en toda su dimensión; sin embargo, parece conveniente que quienes los producen, realicen comparaciones con las políticas y estrategias públicas y que el análisis no se reduzca a los agregados generales sino que profundice en particularidades y especificidades hasta llegar a las condiciones que afectan directamente a las personas o comunidades para no dejar las observaciones en la referencia de promedios estadísticos que siempre ocultan los extremos que es en los que se reflejan los daños o beneficios reales.

Por la riqueza de conocimiento colectivo que se genera en los observatorios y su función participativa se puede afirmar que estos son actores clave en la nueva gobernanza (gobierno– sociedad) y en la construcción de una ciudadanía corresponsable.

Así el Observatorio se entiende como “el conjunto de actividades y procedimientos destinados a identificar y evaluar aquella información que se produce en un contexto, como mecanismo para generar evidencia útil para la toma de decisiones en un ámbito de competencia” (Angulo, 2015). De igual manera se destaca que “el observatorio es un organismo creado por un colectivo, con el fin de seguir la evolución de un fenómeno, normalmente de carácter social, desde una posición ventajosa” (Enjuto, 2008). Se apega principalmente a la recomendación de Urdapilleta (2006): “los observatorios sociales tienen como principal finalidad la evaluación y seguimiento de diversas problemáticas de orden social.” Agrega que el Observatorio es un lugar adecuado para el análisis del fenómeno social observado a la vez que la estructura que posibilita una amplia visión de contexto, siendo “el conjunto de estructuras que permite obtener una visión amplia de la evolución de determinados fenómenos y acontecimientos sociales”.[2]

De acuerdo a la experiencia de SELA (2006), en el taller “El Observatorio como herramienta para la gestión de la información y del conocimiento”: i) “Los observatorios están destinados a captar, organizar, evaluar y procesar información para poder difundir conocimientos. Generar información es el compromiso de muchos y distintos actores y no necesariamente la función de un observatorio”, y ii) “Los productos de un observatorio pueden servir, al menos, para: a) Caracterizar una situación o momento; b) Apoyar la toma de decisiones coyunturales; c) Formular escenarios a futuro”. [3]

 

 

 

 

[1] Becerra Pozos Laura, Castañeda Bustamante Norma, Las Relaciones México- Unión Europea En el marco del Acuerdo Global y la Asociación Estratégica: Un balance desde la sociedad civil mexicana, DECA, Equipo Pueblo, Asociación Latinoamericana de Organizaciones de Promoción al Desarrollo, AC, Ciudad de México, 2013

[2] Tomado del proyecto PROPUESTA CONCEPTUAL Y OPERATIVA PARA LA CREACIÓN DE UN OBSERVATORIO; Ecuador, Octubre 2017. Realizado desde el Observatorio de Cooperación al Desarrollo en Ecuador como parte de un proceso participativo

[3] Idem

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