Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, Año XLVII, Num. 193 enero-marzo de 2005.
“El reciente interés por la sociedad civil, como espacio de relaciones que fortalece una esfera pública influyente y establece nuevas formas de participación en la vida política de las sociedades, ha vuelto los ojos de las ciencias sociales hacia las asociaciones. Éstas son definidas como grupos organizados de personas que se reúnen voluntariamente y que comparten metas comunes, reglas de funcionamiento y elementos de identidad. Señaladas como requisito de la democracia desde Tocqueville, la presencia social y política de las asociaciones gana cada vez más terreno en diversas partes del mundo y empieza a modificar el panorama de la acción colectiva en nuestro país. Una nueva legislación que las reconoce como promotoras de desarrollo social y representantes de intereses diversos — que les da la posibilidad de participar en la elaboración de políticas públicas— es indicativa del nuevo papel que han comenzado a tener en la sociedad y en la política mexicana.
El presente número pretende destacar la importancia de estos nuevos actores sociales a través de varios trabajos que reflexionan, desde distintas perspectivas, sobre el comportamiento de las asociaciones frente a una preocupación central: en qué consiste su buen desempeño y cuáles serían los criterios para medirlo. A partir de este objetivo, en la sección de Perspectivas Teóricas, Jorge Cadena-Roa, Cristina Puga, Sara Gordon, Matilde Luna y Ricardo Tirado analizan diferentes aspectos de este fenómeno. Cadena y Puga (“Criterios para la evaluación del desempeño de las asociaciones” ) lo hacen a partir de una revisión de algunos de los principales enfoques teóricos que han sido utilizados para el estudio de las asociaciones: las perspectivas sobre movimientos sociales —dentro de ellas, las propuestas referidas a las llamadas “organizaciones de los movimientos sociales” (OMS)—; la teoría de la movilización de recursos y las varias teorías de la organización. Estos enfoques permiten revisar diferentes ángulos del comportamiento asociacional al tiempo que proveen de criterios diversos para elaborar una síntesis comprensiva que sirva de guía metodológica para un análisis más puntual de casos concretos. A su vez, Sara Gordon (“Confianza, capital social y desempeño de organizaciones. Criterios para su evaluación” ) aborda el pro- blema desde el enfoque de la confianza para establecer si las asociaciones son efectivamente productoras de relaciones de confianza, como lo establecen las teorías sobre el capital social; si la confianza interpersonal genera una con- fianza más extensa que se relacione con el compromiso cívico y la coope- ración colectiva; y si es posible establecer una tipología de las formas de confianza que las asociaciones generan. Luna y Tirado, por su parte, (“Modos de toma de decisiones en las asociaciones y desempeño político” ) desde la pers- pectiva de la evaluación, recurren a los procesos de toma de decisiones como indicadores del desempeño de las asociaciones, fundados en la legitimidad y la eficacia de las decisiones tomadas como criterios de medición. Trabajados originalmente como ponencias para un congreso local, los tres trabajos han sido revisados y ampliados a la luz de los comentarios recibidos y del intercambio entre los propios autores.”
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REVISTA mexicana de CIENCIAS POLÍTICAS y SOCIALES, Año XLVII, Num. 193 enero-marzo de 2005 por Difusión LAOMS
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